He visto pasar
el cáliz por mi rostro,
agua que derrama mi costado
agua que rechazo.
He negado tu cáliz
y la sombra me persigue,
me confunde,
la noche y el día.
Sombrío,
a las viñas verdes renuncié,
para buscar el rincón de mi almohada.
Ellos ya no están en mi campo solitario,
en mi ansiedad nacen escorpiones.
Hoy aspiro a beber de tu cáliz
los vientos azotan mi vida,
entierro un árbol con nuevas ilusiones.
Glorificarme en tu cáliz no quiero,
el temor asalta, me encierro
en mi despoblado
para cultivar esta maraña.
Mis lagrimas caen, las mariposas brillan,
y nace un nuevo vástago.
Derramo el cáliz
donde espiga besos amargos.
La luna sale
con el corazón partido en mil pedazos.
Cada pedazo
es una partícula de vida,
un año menos de risas y abrazos.
Luis de Alfonso.
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