Cristo baja mis inquietudes
a la punta de mis pies
Que está en las hondas
de las horas,
mis palabras no sean dieras
en tu campo,
miro y no creo mi silencio
cuantas veces gritando tu nombre,
mi voz, no camina
el eco se hizo polvo.
hoy, ningún pensamiento corre tras mi sombra
clavado mis dedos paso en el tiempo,
la muerte se fue en velero
la pasión se clavo en la retina
por tu nombre.
el estupor que blanquea mis uñas
lloraban a solas.
en la agonía albeo tu imagen
tras ese instante no intento continuar
el velero habla confusamente,
mi voz entre cortada se rompe
de angustia, plenitud,
tribulación.
Mis pasos confusos se pierde en la nada
mis manos hablan de su destino y mi destino.
Mis pies amasíja su sangre vertida de impotencia,
camino y no queda ni el recuerdo.
En tu recuerdo.
Ni la mirada que rodó por tu mejilla
al decir tu nombre.
Mi corazón está cerrado,
mi boca a magullada.
Hoy busco razones en esta tierra sangrienta
ni las hienas aúllan.
Siempre estoy de rodillas
ya no te pido mas clemencia Cristo.
Mis labios se han secado,
regreso al sendero
yo no te clame de hambre,
es de angustia mis gritos.
Se ha defendido del viento,
mi voz rodó una y otra vez,
estuve aquí sin poder mirarte.
luis de alfonso