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sábado, 27 de agosto de 2011

Vasija.




¿Quién me recluyó en esta esclavitud?
Soy esclavo de mí mismo.
Desgarro mi llanto, mi rabia,
Azoto mi conciencia
Aíslo el pensamiento.

Una vasija
Con sus manos me trae agua,
Le miro a los ojos, se evapora,
Su zozobra, me alimenta.
Y me ahogo, en sus manos.

Cada cuatro años pasa el tren
Mis besos vehementes  en sobres,
Para embarcarse en él.

Mis ideas desfilan
No deben ser apresadas por la esclavitud.

Son las dos de la tarde, el reloj se detiene
El tiempo me remolca por el suelo.

Llego a la puerta no tengo la llave
De este laberinto,
Mi secreto me abandona.
Luis de Alfonso.

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