Sendas es tu cuerpo
Risas de placer.
En un laberinto ensordecido
Nuestros nombres revuelcan.
Tus manos se agrietan
De anhelo.
Musas que conceden esperanzas,
Grillos cabalgan a mil por hora,
Cuervos hambrientos de tu cuerpo
Pájaros que danzan al pie de tu placer
Rocas vestidas de ángel
Anuncian tu nuevo romance
En las alas del sortilegio cruzas el mar de tu frivolidad,
Para entregarte a un nuevo amor.
Luis de Alfonso
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